Tras acuerdo de la Junta de Gobierno se decide encargar a D. Víctor de los Ríos un grupo escultórico en el que se representase la Resurrección de nuestro Señor, con la Imagen de Jesús y dos Ángeles conforme boceto presentado por el artista. Dicho contrato está fechado el catorce de diciembre de mil novecientos cincuenta y siete y por el cual recibiría la cantidad de noventa y cinco mil pesetas.
La talla, de cuerpo completo, está realizada en madera de primera calidad y policromada. Los rostros que les imprimía a sus imágenes D. Víctor de los Ríos tenían unas características evidentes, la semejanza compositiva, tratamiento en el pelo, expresión facial… para el rostro de Cristo Resucitado, el escultor cántabro juega con un nuevo elemento que no corresponde a la pasión. Para ello trabaja el cabello con una nueva libertad, consiguiendo el efecto del movimiento del aire. En sus ojos el color verde que normalmente utilizaba para el iris de sus obras se torna en azul. Es un cristo glorioso y por ello, este nuevo tratamiento.
Debido al deterioro que presentaba la Imagen de Cristo Resucitado, tanto en su policromía cómo en la sujeción trasera y las fisuras que la madera presentaba, la Hermandad tubo que proceder a su restauración. El trabajo fue encargado al Imaginero cordobés, afincado en Alcolea de Córdoba, D. Manuel Luque Bonillo. La restauración fue sufragada por un hermano anónimo que donó los gastos de la misma. Con motivo de su llegada una vez restaurado, se celebró una Solemne Eucaristía de Acción de Gracias el día veintiuno de noviembre del dos mil diez.